martes, 7 de octubre de 2008

El farmacéutico


En esta calle nací y viví muchos años. Se encuentra delante del Ayuntamiento, edificio de dos plantas, frente del primer farol. (Foto Google)

La primera farmacia que hubo en La Aldea fue la de don José Socas López. Estaba situada en una casita ubicada detrás de la Plaza antigua, subiendo por la calle donde vivía Mariquita Salomé, al fondo. En la misma casa que vivió más tarde don Antonio el alguacil.

Don José era un señor de carácter adusto. Los niños le teníamos miedo.

Cierta vez mi madre nos mandó a comprar un medicamento a la farmacia a mi primo Fidel y a mí. Cuando llegamos, el farmacéutico le dijo a su hijo:

- José Mari, tráeme las tijeras que voy a cortales las orejas a estos niños.

Nada más escuchar esa amenaza salimos corriendo y ya no aparecimos nunca más por allí solos.

Otra vez fui acompañando a mi madre a comprar un medicamento que le había recetado don Paco, el médico, a mi abuela Eloisita. Mi madré tropezó y se raspó las rodillas, por lo que tuvimos que regresar para ser curada.
Ese percance tuvo lugar debido a que estaban arreglando la calle situada entre la Plaza y la casa de Mariquita Salomé. Me acuerdo que había grandes zanjas que dificultaba el paso de las personas.
Más tarde se establecería otro farmacéutico, don Tomás, persona muy querida en el pueblo, con su esposa doña Carmen. Ambos fueron profesores míos en el Colegio Sagrado Corazón.


4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Juan Antonio:
Nuevamente por aquí, leyendo tus recuerdos infantiles. Me encanta lo que escribes... es que lo vives.
Un besito desde tus islas, hoy las 7 te abrazan.
Hasta la próxima.

Juan Antonio dijo...

Conra

Gracias por el abrazo de nuestras siete islas que me llenan de emoción y cariño.

Asimismo agradezco tus visitas y los sentimeintos que impregnas a tus palabras.

Un abrazo.

el piano huérfano dijo...

La verdad es que con los años nos queda la infancia,la nuestra, la de nuestros hijos, etc...
Tu lo relatas de una forma que me veo en tu ciudad a lado de la farmacia, eso si que es saber escribir, amigo

te lo digo yo que soy buena lectora

te abrazo

Juan Antonio dijo...

Raquel

Los recuerdos de la niñez son tan deliciosos que nos viene bien rememorarlos. ¡Cuánta inocencia y candidez!

Gracias por tu visita.

Paz y Amor.