Miguel desarrollaba una labor en La Aldea que le exigía estar en lugares lejanos, con poco margen de tiempo para desplazarse. Por ese motivo decidió adquirir un coche, a pesar que le tenía pánico a la conducción. Se fue a la capital y se lo compró. Cuando regresaba por el Andén Verde, vio que venía un camión, y era tanto el pánico que le producían sus acantilados que se arrimó a la montaña, a su izquierda, contraviniendo las normas de circulación. Al pasar, el chofer del camión paró para increparle, pero al verlo, exclamó con respeto: -Pero don Miguel ¡es usted! -Sí, hijo mío, tomé mi izquierda por temor a caer por el precipicio, y quiero llegar vivo para decir misa en La Aldea.
Juan Antonio Quintana
Foto 1: Francisco Suárez Moreno (Carretera que se ve con protección y más ancha que cuando tuvo lugar esta historia.)
Foto 2 : Alicia Julián
Historia de don Miguel López,
cura de La Aldea por los años 60.