
Son muchos los recuerdos de aquellos tiempos en que celebrábamos la Navidad en mi pueblo natal, La Aldea de San Nicolás.
Desde principios de diciembre empezábamos a preparar con mi madre el portal de Belén. Íbamos de excursión a Risco Prieto a buscar rocas apropiadas para el portal. Cruzábamos el barranco Grande, el de Tejeda- La Aldea, luego subíamos por el barranquillo de Castañeta hasta llegar a la montaña elegida para la búsqueda.
Pintábamos con anilina los papeles que luego hacían de montañas, desempolvabámos las figuritas que permanecían durante todo el año envueltas en papel de periódico, diseñábamos el río, los caseríos, los rebaños de ovejas y demás elementos del portal de Belén.
Recuerdo los bollitos de anís y los garapiñones almendrados que preparaba mi madre con tanto esmero para celebrar la Navidad. Así como la cena junto a toda la familia. Estas son imágenes que quedaron grabadas en mi mente de forma indeleble y que al recordarlas me hace vivir con nostalgia aquellos viejos tiempos en que veíamos todo con los ojos de la inocencia, del amor familiar, las tradiciones y el ambiente cristiano en el que el Niño Jesús era el protagonista principal.
A las doce de la noche del 24, asistíamos con todo recogimiento y devoción a la Misa del Gallo en que se celebraba el nacimiento del Niño Dios, al término de la cual pasábamos en fila a besarlo en su rodilla, después de que el sacerdote, don José Perera o don Miguel López, limpiaran el lugar donde lo había besado el anterior.
Hacía frío durante la Navidad en el pueblo, pero era cálido el corazón de todos los familiares y amigos que compartíamos el Nacimiento del Salvador.
Son hermosos los recuerdos que conservo de la Fiesta de Navidad en La Aldea, pues de pequeños nos parecía que en sí ya el pueblo era un portal de Belén.
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Foto Noelia M. M.
Playa de La Aldea de San Nicolás
Gran Canaria - España