viernes, 10 de abril de 2009

Aldea de San Nicolás. La calle de mis juegos

Los Beatles inmortalizaron la calle "Penny Lane", en Liverpool, dedicándole una canción que siempre me encantó. Era una forma deliciosa de describirla, con sus personajes y otros hechos significativos.
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Hoy quiero recordar la calle en la que pasé los años de mi niñez y de mi adolescencia.
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Era la calle General Franco. En el número 43 nacimos todos los hijos de Antoñito Quintana y de Purita Hernández, mis padres.
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Los primeros juegos tuvieron lugar en la finca en la que posteriormente fue construido el Cine Nuevo, el Moderno Cinema. Recuerdo muy bien la última vez en que hicimos la hoguera de San Juan, antes de su construcción. Fue una noche mágica, pues había una oscuridad inmensa, pero las llamas iluminaban todo el lugar y nosotros, como fantasmas, corríamos y saltábamos a su alrededor. Al año siguiente empezó su construcción y poco a poco se elevó casi hasta el cielo, según la apreciación de mi estatura. Me asombraba ver a los albañiles colgados en aquellos andamios que parecían que estaban en el aire.
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Frente a mi casa se encontraba el Ayuntamiento. Veía cómo entraba y salía gente a resolver sus asuntos. Algunas veces llamaban a mi padre para que sirviera de testigo en algún asunto. O para pedirle algo, como sucedió con Emiliano Camejo, que le pidió unos duros para salir del paso en el Juzgado, y nunca más los recuperó.
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Mi madre algunas veces le comentaba:
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-Eres demasiado bueno, Antoñito. Hasta el día en que nos casamos, tenías unos duros y se los prestaste a Emiliano, y fuiste más pelado al matrimonio que una naranja.
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Junto al Ayuntamiento vivían las hermanas Carmita y Evelia Afonso. La primera fue cofundadora del Colegio Sagrado Corazón de Jesús y profesora nuestra en el primer curso, en un aula arrendada a Paquita, en la Plaza.
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Mis padres se llevaban tan bien con Evelia, que yo pregunté:.
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-Papá, ¿ por qué no te casas con ella?
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-Porque no me pueden dar dos casares.-Me contestaba riéndose.
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Al lado de la casa de las hermanas Afonso, se encontraba la de Pepito León. Allí asistiamos a unas clases de repaso de Matemáticas, con unos alumnos mayores, pues el Colegio tenía arrendadas unas aulas.
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Pepito era un mago para los números, pero yo no sabía que era también un predistigitador. Una vez, mientras impartía clases de contabilidad, tiró un fósforo, y quedó en posición vertical, según me comentó uno de sus alumnos. ¡Increíble!
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Al lado del cine vivían las hermanas Blanquita y Asunción Segura, y junto a su casa se encontraba La Herrería de José Álamo. Era muy popular, pues állí arreglaban desde coches, motos, bicicletas, motores, hasta pequeños artilugios metálicos o construían piezas que ya no se encontraban en el mercado.
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Al lado de mi casa había un camino al que llamábamos El Callejón, que conducía a los Cascajos, junto al cauce del barranco, y a las fincas que se encontraban en la parte posterior de mi hogar. Por un postigo de la cocina, divisando las fincas de tomateros y un cañaveral que las separaba, mi abuela Eloisita nos avisaba, silbando, para que nos personáramos a almorzar.
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En la bajada de ese callejón había un cuarto, bastante espacioso, que heredé de mi primo Abel. Allí yo vivía prácticamente todo el tiempo, menos a la hora de ir a comer, que lo hacía en la casa. Nos comunicábamos por medio de un agujero que unía los dos niveles.
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Cuando inauguraron el Cine Nuevo, construyeron un cuarto, junto al mío, que daba cabida a un poderoso motor. Éste me hacía la vida imposible desde las diez a las doce de la noche, los días entre semana, y los fines de semana, desde las cinco de la tarde en adelante. Me supongo que la potencia del alumbrado público no era suficiente, por lo que tenían que ayudarse de ese potente motor. Producía un ruido estruendoso que hacía retumbar las paredes.
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Lamentablemente eran tiempos de la Dictadura en que nadie osaba presentar una denuncia ante tales atropellos. Los poderes político y económico no podían tener réplica.

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Frente a La Herrería se encontraba La Barbería de Antonio (A. Suárez Ojeda). Ésta era un lugar entrañable a la que asistí desde mis primeros años.
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Cada día pasaba a leer los periódicos, especialmente la sección de deportes. Los lunes había que ir temprano, pues la Hoja del Lunes estaba muy solicitada, pues todos seguíamos a la Unión Deportiva Las Palmas, primero en Segunda División y luego, en tiempos de Tonono, Guedes, Germán y Castellano, en Primera. También estábamos pendientes de los triunfos del Real Madrid en la Copa de Europa, con aquella delantera de ensueño Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento.
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Cuando jugábamos en el campo de fútbol de la finca de los Calixto, de regreso pasábamos sudorosos y exhaustos por la barbería a tomar agua fresca del porrón que siempre estaba dispuesto para tal efecto, con el fin de hacer un descanso y recuperarnos.
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Allí siempre había una amena tertulia, con el humor socarrón que caracterizaba a los asiduos asistentes. Nunca faltaba Rafael, mi padre, y gente de todos los barrios que pasaban a saludar y se quedaban un rato participando de la charla.
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Una vez me encontraba en el sillón giratorio, leyendo el periódico, mientras Antonio me pelaba.
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Él con otro señor mantenían este diálogo:
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-¿Y cuánto dices que te costó la finca?
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-Veinte millones, le contestó el otro. -También le compré el camión y el ganado de cabras. Los veinte trabajadores que tenía siguen conmigo y voy a contratar a otros veinte.
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Yo no estaba prestando mucha atención, pero me sonó que era un ricachón el que charlaba. Me di la vuelta y observé que era Rafael. Entonces ellos se partieron de la risa al ver que yo me había interesado en saber quién era el potentado que hablaba.

Esta calle era el lugar de juego de todos los niños de esta zona. Delante del Cine Nuevo jugábamos al fútbol o a darle a la pelota con la cabeza o con el pie, sin dejarla caer. El sitio ideal para jugar a la chapa era en los escalones del cine o delante del bar del mismo. Ese sitio también era el elegido para jugar a levantar estampas, cromos.
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El momento elegido era el mediodía en que no pasaban vehículos. Por la tarde nos íbamos a la Plaza, o Alameda, en que jugábamos a la cogida, a pompa, al escondite y a cualquier juego que alguien propusiera.
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Ya por la noche, jugábamos partidos de fútbol muy entretenidos. Había que tener calidad y saber jugar con los elementos del parque, como las paredes, el kiosko, los parterres y las salidas, dos de las cuales eran las porterías.
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Llegábamos cansados a nuestras casas, pero contentos de tanta diversión y haberlo pasado tan bien con los amigos.

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Foto tomada de la Red

14 comentarios:

Bego dijo...

Vaya calle con historia.
No sabes lo que me gusta leer tu forma de contar.

Saludos.

Geni (Maria Eugenia) dijo...

Que hermosa calle querido Juan, cuantos recuerdos ¿verdad?.
Cuantos juegos, chichones y caidas se habran hechos los niños de tu familia en esa calle.
Cuantas confesiones de amor y negativas habra escuchado.
Un besito amigo.

Unknown dijo...

que hermosos recuerdos nos traes, juan!!!!!!!!
gracias por compartir..
ya me pondré al día con tus blogs, pero estuve 4 días sin internet por un problema con el servidor........gracias por tu huella en mi última entrada!!
un super abrazo y felices pascuas

Juan Antonio dijo...

Bego
Geni
Adridol

Gracias por su visita. Siempre es reconfortante el compartir con los amigos los maravillosos recuerdos de cuando de la infancia.
Tantos amigos, juegos y momentos inolvidables que se encuentran en algún rincón de nuestra memoria y los debemos rescatar para volver a disfrutarlos.

Un abrazo.

Juan Antonio

Marga Fuentes dijo...

Preciosos recuerdos tienes, Juan, y qué calle tan bonita la de tu infancia.
Enhorabuena por tu forma de relatar.
Un abrazo,

La Gata Coqueta dijo...

Sabes me da la risa porque me acuerdo de otra entrada...

Tu padre no era como el abuelo...

A parte me he fijado también que los apellidos en las islas se repiten, lo digo porque tenemos una gran amistad con una familia de apellido, Alonso son muchos hermanos, varias maetras una abogada otro hermano medico, hasta completar ocho me parece.

Luego vienen los Hernández, también una gran familia con la cual tenemos mucha relación, esto lo he puesto prque me lo recordo al leerte.

Y luego hay amistad con varios descendientes de uno de los últimos de Filipinas, el pueblo lleva su nombre Juan Gopar, como recordatorio y a parte ese apellido aun lo llevan sus descendientes no se ha perdido, com suele pasar, cuando hay mujeres.

Es llegar a visitarte y me pones la mente allí, en lugar de donde estoy...

Ya a ti también, me parece que los recuerdos de la tierra siempre estan contigo.

Un abrazo y hasta otro momento, siempre tan entretenido al leerte.

Maripaz dijo...

Preciosos recuerdos Juán y que bonito lo cuentas!!!

Lo voy viviendo al leerlo, haces en tus relatos que me sienta como un personaje más

La calle, las amistades, los juegos ...

Gracias por compartír

Soñadora dijo...

Juan Antonio, que vívidos mantienes los recuerdos de tu niñez, se nota que disfrutaste mucho de ella, gracias por compartirlos.
Besitos,

Vicky dijo...

Juan
Que bellos recuerdos, que bien lo narras y admiro tu capacidad de recordar todo eso y hasta nombres... yo no poseo esa capacidad, gran parte de mi infancia la borre del disco duro, y no creas, aun parte de la adolecencia, como que mi mente solo tiene la capacidad para algunas cuantas gigas y cuando se le deposita informacion nueva, va borrando la vieja....
Hermosa calle, perfecta fotografía
Un placer leerte.
Caricias para tu alma.

Melba Reyes A. dijo...


Bonita calle, bellos recuerdos (exceptuando el ruido del motor del Cine Nuevo :( ....)

Salud♥s

Nerina Thomas dijo...

Mira que historia la tuya. Atesoras vivencias y recuerdos amorosos de los tuyos y de tu niñez misma. La revives mientras nos cuentas cada detalle, cada secuencia. Y nosotros " nos enriquecemos contigo". un abrazo amigo noble!

Vicky dijo...

Juan
Regrese a agradecerte el bello detalle de regalarme tus huellas...
Gracias

maracuyá dijo...

Me ha encantado Juan.
Qué memoria prodigiosa...te acuerdas de todos los nombres!!!
Se nota que esa calle ha dejado una huella imborrable en vos.
Gracias por compartirlo.

Me has hecho reír queriendo casar a tu padre nuevamente.

Un lindo abrazo.

MARYCARMEN dijo...

QUE HERMOSO RECUERDOS ATESORADOS EN SU HABER, Y LA GENTILEZA DE COMPARTIRLOS.

MUCHAS GRACIAS POR ELLO!

LE INVITO A PASAR A RETIRAR LOS REGALOS DEJADOS EN MIS BLOGS

LE SALUDO Y OS DEJO MI PAZ
MARYCARMEN
WWW.WALKTOHORIZON.BLOGSPOT.COM