sábado, 8 de noviembre de 2008

La tienda de Purita

La tienda de Purita, mi madre, era la más popular del pueblo. Durante todo el año vendía de casi todo, pero a partir de diciembre se dedicaba casi exclusivamente a la venta de juguetes.

A principios de diciembre llegaban las grandes cajas de madera llenas de juguetes. Los niños de la casa curioseábamos en ellas para ver si percibíamos algo de su contenido, pero nos quedábamos con las ganas. Nuestra mente volaba pensando en qué novedades habría ese año.

Al día siguiente mi padre las abría, cuando mis hermanos más pequeños se habían quedado dormidos. Sólo quedábamos en pie mi hermana Marisa y yo que asistíamos con los ojos como platos, observando cómo iban sacando coches de carrera, balones, muñecas, camiones y toda clase de juguetes .

Luego procedían a colocar los precios y seguidamente mi padre extendía unas cuerdas, entre las dos estanterías. Luego amarrábamos los juguetes que quedaban colgando como estrellas en el cielo.

Ya la voz se había propagado por toda la chiquillería del pueblo:

-Ya llegaron los juguetes a la tienda de Purita.

Al día siguiente los niños se presentaban para ver los juguetes que les había quitado el sueño durante un largo tiempo.

Uno exclamó:

-Yo me pido un balón de fútbol- y para que no hubiera dudas, aclaró- ¡de reglamento!

Otro gritó decidido:

-¡Yo le pido una bicicleta!

Y una niña, que apenas llegaba a sobresalir su cabeza del mostrador, pidió tímidamente:

-¿Me puede enseñar aquella muñeca, por favor?

Un día se presentó Antonio "el Chula" y le dijo a mi padre:

-Antoñito, deme la moto que quiere mi hijo. No me deja tranquilo, ni puedo dormir, siempre está con la misma cantinela:

-Una otilla...Una otilla...Una otilla...

Y el buen señor le compró la moto a su hijo y volvió la paz a su hogar.

Una vez que los niños habían elegido su juguete, sus padres les acompañaban para verlos y saber su precio.

Unos se apresuraban a comprarlos desde el principio. Otros esperaban a mediados de mes para encargarlos y unos pocos se presentaban en los últimos días antes del Día de Reyes.

El día 5 de enero, a las doce de la noche, siempre llegaba el Sr Rodríguez, Gerente de la Comunidad Bersabé, a comprar los juguetes más caros, los que nadie había adquirido por su elevado precio. Los hijos de ese señor fueron compañeros de mis hermanos, uno de los cuales, Román, fue Presidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Canarias hace poco tiempo.

Hablar de la tienda de Purita era sinónimo de juguetes, de alegría, de profundos sentimientos y de grandes emociones.
Aún hoy es recordada con cariño por las personas que fueron niños en aquella época.
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16 comentarios:

Unknown dijo...

hola juan antonio!!!!!!!!
me gustan las historias que nos llevan al pasado, esas historias llenas de ternura y calidez.
gracias por hacernos pensar en nuestras historias de la niñez.
siempre pensé que el mejor comercio era la venta de juguetes. Sólo mirar las caras de los niños eligiéndolos!!!!!!!!!!!!!!
gracias y un abrazo............

Unknown dijo...

Hola Juan:
Cuando termines de narrar toda tu historia infantil ya tienes la primera parte de tu biografía ¿no crees?.
Sabes bien que me encantan tus relatos. Hasta Román R. sale en la historia... que interesante.
Me recuerda la tienda de don Roberto, que en diciembre se me pegaban los ojos, mirando los juguetes.
Bueno Juan que tengas buena semana.
Un abrazo de tu terruño.

Juan Antonio dijo...

Adrisol

Gracias por la visita a este blog. Me encanta compartir contigo los recuerdos de mi niñez, pues sabes captar la esencia de estos mensajes.

Un abrazo fuerte.

Juan Antonio dijo...

Conra

La tienda de don Roberto era como la de Purita. Y los sentimientos y emociones de los niños eran como los que tú sentías en los momentos en que te quedabas pegada a los cristales.

Un fuerte abrazo con sabor a los pueblos costeros de nuestra tierra.

maracuyá dijo...

Juan
el sueño de todo niño...tener una tienda de juguetes, aunque sólo sea para mirarlos. Siempre que te leo despiertas algún recuerdo de mi infancia, ahora es la noche de los reyes magos. Ay cuántas ilusiones nos traía esa noche.
Besos Juan

Juan Antonio dijo...

Mara

En la tienda de mi madre los niños se encontraban muy felices, pues los dejaba probarlos.

¡Me imagino sus caritas!

Un abrazo afectuoso.

Bego dijo...

Que bonitos recuerdos, tesoros para nunca olvidar.

Nosotros también teniamos una tienda cerquita de casa en la que mi madre hacía las reservas a los Reyes Magos.

Saludos Juan.

maluiqher dijo...

Gracias cariño por recordarme los tiempos felices de nuestra niñez.Tú sabes que había inviernos que no llovia, por lo tanto los padres a duras penas les compraban los reyes a sus hijos ya que la economía aldeana, totalmente agrícola se resentía si no teníamos un buen invierno cargado de agua.Un año, D.Gregorio Sosa ( el padre de Yoyo y tío político de mamá),viendo que aún no había llovido y que faltaban pocos días para la víspera de los Reyes le dijo a mami lo siguiente: embálalos mi niña que no los vas a vender. Mami le contestó: D. Gregorio hay que tener fe, todavía puede que llueva. Aquella noche y todo el día siguiente llovió tanto que se llenó la presa.No quedó ningún juguete por vender.Piedaita la prima de papi le había dicho a mami- si llueve le compro la bicicleta a mi hijo Paquito- y como llovio se la compró.¡Cuántos recuerdos y cuántas ilusiones!

Beth dijo...

Hola !

paso a saludar


estoy medio "inagurando" mi nuevo blog jjaja, si tenes ganas pasate a verlo.


Un beso :P

Juan Antonio dijo...

Bego

¡Me puedo imaginar qué sentimientos y emociones te producía el ir a visitar la tienda de juguetes!

Muy buenos recuerdos, ¿verdad?

Juan Antonio dijo...

Bego

¡Me puedo imaginar qué sentimientos y emociones te producía el ir a visitar la tienda de juguetes!

Muy buenos recuerdos, ¿verdad?

Juan Antonio dijo...

María Luisa

Tienes buena memoria para recordar esos detalles.
Lo cierto es que aquéllos fueron tiempos muy entrañables.

Besitos para todos.

Juan Antonio dijo...

Beth

Gracias por tu visita.
Pasaré por tu blog desde que pueda.

Un abrazo.

Nerina Thomas dijo...

Se que cuntas con tu niño interior a flor de piel.Y me alegra Juan!!!
Como me alegra haber visto tu rostro .Gracias por acompañarme siempre.Un lujo para esta escribiente. un abrazo

Juan Antonio dijo...

Nereina

Los niños se emocionan cuando ven los juguetes, para ellos es algo mágico. Lo mismo cuando ven a la Reyes Magos, al Papá Noel...

¡Cuánta maravillosa inocencia!

Un abrazo.

moksha dijo...

Paso a dejarte un breve saludo y a agradecer tú compañía.
Un abrazo enorme!.