martes, 14 de diciembre de 2010

¡Cae el premio en La Aldea de San Nicolás!

Caidero Rabo Ratón. (Foto Miguel Ángel Butista)

Cuando llueve en La Aldea de San Nicolás todo el pueblo es una fiesta, se inunda de alegría y jolgorio. Y si se rebosan las presas,  la gente sale a la calle con alborozo a celebrarlo, puesto que eso significa que hay agua para las próximas zafras, ya que ésta se cuida "como oro en paño".
No nos toca la lotería, decimos, pero somos agraciados con el premio gordo por el tesoro que nos cae del cielo. Cuando hay sequía todo  es pesimismo. La gente no gasta sus ahorros, por si la sequía se prolonga durante mucho tiempo. Yo recuerdo una época en que no llovió ni una gota durante siete años, aunque siempre hay gente que tiene fe y, a pesar de todo, se arriesga. Les cuento una anécdota:
Mi madre, Purita la de la tienda de juguetes, había comprado gran cantidad de éstos para la venta de la temporada de Reyes, a pesar de que no había llovido durante bastante tiempo. Una semana antes de dicha festividad se acercó don Gregorio Sosa Bautista, tío de mi madre, y con voz calmada y disuasora le dijo: Purita, ¡embálalos!, no vas a vender los juguetes, ¡embálalos y devuélvelos! No, don Gragorio, verá que llueve antes del día 5. Y efectivamente, tres días antes llovió y mucha gente se apresuró a comprarlos, como lo hizo Piedaíta que le había prometido a su hijo Paco que le compraría una  bicileta si llovía. A las doce de la noche del día 5 llegó Rodríguez, de la Comunidad Bersabé, y se llevó todos los juguetes más caros y  que no estaban al alcance de todos los bolsillos. Y de esta forma se vendieron todos y mi madre, como hicieron todos los aldeanos, mirando al cielo, dieron gracias al Niño Dios por haber llegado con la lluvia a un pueblo tan necesitado de ella. 
¡Cae el premio en La Aldea de San Nicolás!

Cae un tesoro
sobre La Aldea
nos llena el bolso
también la cartera.

Montañas sagradas
llenas de espuma
cantan las aves
mojadas las plumas.

La cola de caballo
y el rabo ratón
ríen a destajo
beben del porrón.

Se esconde el lagarto
y huye la perdiz
a lugar apartado
muy cerca de aquí.

Los aldeanos celebran
la fiesta del agua
¡rían, canten, beban
dsde la Playa a Inagua!

Vamos a las presas
para ver el tesoro
pues nos embelesa
y nos cubre de oro.

Damos gracias a Dios
por este gran regalo
que amoroso nos dio
a los alegres aldeanos.

*

2 comentarios:

Cristi dijo...

HOla, Juan:

Excelente me gusta mucho la fotografía; y el texto hermosa fiesta, la poesía muy bien trabajo te felicito.


¡Te deseo unas felices fiestas
y un Próspero AÑo Nuevo 2011,
besos!

Patricia dijo...

Que linda historia, es la esperanza de una lluvia que brinda prosperidad a todos quienes creen en ese "milagro" de navidad. Bonita poesia, me llego al alma.
Amigo, le deje un regalo en mi blog Diferentes Jornadas, Feliz Navidad!!
besos,