En los años cincuenta la vida para los niños era alegre y feliz. Nos dedicábamos a estudiar en la escuela y a jugar al fútbol con nuestros amigos en el campo de los Calixto, al lado de
Desde los seis años asistí a la escuela de don Juan Márquez, en una parte de la casa de Mariquita Salomé, en
Don Juan llegó destinado a
Más tarde abrió una tienda en el mismo lugar, regentada por su esposa. Cierto día fueron unos hombres mal encarados a comprar de noche, y como detrás del mostrador estaba la señora con un perrazo enorme, los chicos le dijeron que por qué no guardaba el perro. A lo que ésta les contestó que no porque era el guardián de la casa. Sólo les quedó pagar y marcharse sin más.
También montó una granja de gallinas en Los Pasitos, donde asimismo poseía una finca en la que cultivaba tomates. Cada semana enviaba los cartones de huevos en el camión de Pepe Déniz a Arucas y a la capital de la isla.
Al principio la gente lo miraba un poco preocupado, temerosos de que sufriera un accidente, pues se montaba en su moto, de poca cilindrada, ladeado a la izquierda y llegaba a su negocio en la misma posición. Y de vuelta a su casa, lo mismo. Luego pudo adquirir un coche de marca Vauxhall y ya no existía la amenaza de un inminente y posible accidente, con ese vehículo transportaba los huevos y los repartía a sus clientes. Por los años 60 se unió con mi padre, Antonio Quintana Bautista, en la formación de una empresa receptora y exportadora de tomates, para tal fin abrieron un almacén de empaquetado de tomates, casi frente del almacén de Miguel Marrero, frente del de COAGRISÁN. Recuerdo que algún agricultor se quejó de que el encargado le había reconocido muy bajo el peso de sus cajas de tomates, a unos 10 ó
Mi padre y don Juan tuvieron una relación de respeto y consideración. Cuando hubo unas malas zafras, con grandes pérdidas, quedaron debiendo una gran suma de dinero a Tomás Rodríguez Quintana, pariente de don Juan y bajo cuya marca exportaban sus tomates. Cierta vez un señor se acercó a mi padre y le preguntó extrañado que si don Juan era familia de él. Le contestó que no. Entonces el caballero le comentó que él, don Juan, le tenía que tener mucho aprecio, pues le había defendido ante Tomás con mucha energía y determinación.
Al final el Sr. Márquez heredó unas propiedades que hicieron que ya tuviera mucha mayor solvencia económica. Podemos resumir que él fue un hombre honorable, trabajador y amante de su familia, de su esposa Encarnita y de sus hijos Fita, Elda y Juan.
El otro maestro, don Federico fue mi profesor en el Colegio Sagrado Corazón y se dedicó también a impartir clases particulares en sus horas libres, a las cuales yo asistí durante un tiempo. Su esposa doña Carmen le ayudaba en las tareas de docencia y nos llamaba la atención que al seis le llamaba “sais”. Entonces pronunciaba “sais por sais treintaisais”. También don Federico fue un hombre honorable que aportó su trabajo y experiencia en la fundación del Colegio Sagrado Corazón de Jesús. Él desempeñó un gran papel en la educación y progreso del pueblo, lo mismo que Carmita y don Paco.
Tuvieron dos hijos, Enrique y Joaquín. Éste último fue muy buen compañero y una gran persona. Compartimos docencia en varios colegios durante muchos años. Poco después de celebrar su jubilación falleció repentinamente, dejando sumidos en la tristeza a su familia, amigos y compañeros. Se había casado con Toñi Pérez, también colega, y tuvieron dos hijos, Noemí y Jesús Pablo.
Tuvieron dos hijos, Enrique y Joaquín. Éste último fue muy buen compañero y una gran persona. Compartimos docencia en varios colegios durante muchos años. Poco después de celebrar su jubilación falleció repentinamente, dejando sumidos en la tristeza a su familia, amigos y compañeros. Se había casado con Toñi Pérez, también colega, y tuvieron dos hijos, Noemí y Jesús Pablo.
2 comentarios:
Juan Antonio, me encanta leer estas reseñas que con tanto cariño recuerdas, cada detalle lo hace especial.
besitos,
Bellos recuerdos del pueblo escarpado entre montañas, La Aldea, tampoco la conozco, aunque tengo amigos de allí.
Como el maestro Paco Ramos que vive en las Palmas, pero su madre creo vive todavía en la Aldea.
Besos
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