domingo, 13 de septiembre de 2009

El fajín rojo (Ezequiel Ramírez). Preludio de un largo camino

Estuve el verano pasado en La Aldea de San Nicolás disfrutando de los cálidos aires aldeanos, bebiendo de su esencia para continuar escribiendo del pueblo que me vio nacer.
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El espléndido mar besó mi piel y mi alma, aromatizó mi espíritu y dio color a inefables recuerdos de mi infancia y juventud.

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Tuve la oportunidad de conversar con compañeros de colegio y amigos en los prolegómenos del acto - homenaje a uno de ellos, Francisco Suárez Moreno.

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Entrañable fue el reencuentro con Ezequiel Ramírez. En la charla salió a relucir que había escrito un libro, El fajín rojo. Posteriormente hizo gala de su generosidad regalándome un ejemplar que me leí durante mi regreso a casa, en un vuelo de trece horas de duración, pues la historia y la forma de contarla me dejó atrapado. Mi interés por la trama vencía al cansancio y al sueño por tan largo viaje.

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Fue una agradable sorpresa la lectura de este libro, pues me hizo rememorar aquellos tiempos, en mi caso la década de los 60, cuando conocí el mundo de las trabajadoras del empaquetado de tomates que procedían de distintos pueblos de la isla.

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Algunos jóvenes aldeanos quedamos prendados de la personalidad y belleza de muchas de aquellas chicas que vivían en las cuarterías y trabajaban en los almacenes.

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El libro de Ezequiel describe fielmente la vida de aquellas mujeres en La Aldea de San Nicolás y todas sus peripecias e integración total de varias de ellas en la vida aldeana. O la huella que dejaban a la hora del regreso a sus hogares, fuera de nuestro pueblo.

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Otra importante faceta del libro es usar las palabras y expresiones populares que la mayoría están en desuso. Yo creo que el escritor ha hecho un trabajo recopilatorio muy importante y es una herencia que nos ha dejado a todos los que no queremos que mueran en el olvido.

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Yo usé con mis hijos muchas de las expresiones que escuchaba a mi abuela y a mi madre, pues de todas formas deseaba que fueran una herencia que pasara de generación en generación.

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Animo a Ezequiel a que continúe escribiendo y que El fajín rojo sea el preludio de una larga y exitosa carrera literaria.

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Foto Juan Antonio

8 comentarios:

Nerina Thomas dijo...

Gracias por compartir tu adquisición Juan Antonio!!Ha de ser interesante sin duda.
Mi cariño para ti!!

Unknown dijo...

muy buena tu idea de difundir algo tan interesante!!

tal vez, de otra manera no lo conoceríamos.......

gracias!!

un super abrazo

maracuyá dijo...

Precioso reencuentro con bellos recuerdos de la juventud, con amigos y que has tenido la suerte de que se plasmaran en un libro para siempre, para que otros también los conozcan...como vos nos los hacés conocer a nosotros.

Gracias!!! Siempre disfruto mucho tus entradas evocadoras.

Un beso, amigo.

Anónimo dijo...

¿Algo así como un recuerdo hilándose sobre los párpados del alma hasta sentir un cálido resfrío melancólico?

Soñadora dijo...

Los libros que nos cuentan cosas cotidianas tienen un encanto especial!
Besitos,

Rita dijo...

Hola Juan, es un gusto tenerte de visitante en mi blog y lo es también leer tus escritos, sobretodo lo que escribes de tu tierra, que por lo que he podido ver todo se refiere a ella y al gran amor que le tienes, que seguramente se multiplica con la distancia. Es verdad que es bonita nuestra tierra, también lo son otras, no soy de los que piensa que lo nuestro es único pero el sentimiento de canario es muy bonito. Casualidad que además seas de la Aldea, allí tengo yo una sobrina que fue a parar de profesora en el colegio del pueblo hace bastantes años y no se quiere ir de allí. Yo conozco poco el pueblo y la dificultad de la carretera me ha dado la sensación de que la aisla un poco, pero tengo que decir que mi sobrina no solo está a gusto allí, es que no se quiere ir a otro sitio!!! Algo tendrá, digo yo. Encantada de conocerte y de seguirte, te enlazo en mi blog, un placer leer a un canarión que no se olvida de su isla, un abrazo

ricardo emilio bianco dijo...

gracias por tu visita y comentario. interesante blog el tuyo que se sumerge en los recuerdos para mantenerlos vivos.

Maripaz dijo...

Juan, que bién lo has debido de pasar, aunque el viaje fuera largo.

Es bonito volver a los lugares amados y compartir con los amigos, recuerdos...

Un abrazo