martes, 4 de septiembre de 2012

La Playa de La Aldea es un paraíso


La Playa de La Aldea es un paraíso

Había soñado tantas veces con sus frescas y cálidas aguas, con el aroma del apacible mar aldeano, con el áureo y esplendoroso sol que me calma el fuego y la sed de él, junto con las amadas montañas que siempre aparecen en mis sueños, componiendo el maravilloso retrato de tan hermoso rincón del terruño que me vio nacer, y que también acogió y arrulló entre sus brazos a mis padres y a los padres de mis padres.

Había soñado tanto con el momento de volver a ese mágico lugar que muchas veces, después de tan fantástica ensoñación, amanecía con la piel suave y fresca por las caricias del sol y del delicioso mar de la Playa de La Aldea.

Había soñado tanto con ese regalo que este verano los dioses me trasladaron en volandas a través del océano y me depositaron suavemente en el muelle. No necesité abrir los ojos para percatarme de la belleza que me esperaba, de las deliciosas aguas que acariciaban mi piel y mi alma, de los mágicos rayos solares que me hacían rememorar días de placidez, alegría y gozo entre sus brazos amorosos.

Y allí disfruté, ahora en la realidad, durante muchos días, semanas y meses entre aldeanos madrugadores y amantes de la tranquilidad del mar, entre peces de todos los tamaños y colores que jugueteaban a nuestro alrededor como viejos conocidos, y entre las barcas que plácidamente tomaban el sol y esperaban por la mano amiga que las llevaran de paseo a dar una vuelta por la Punta de La Aldea, o a Guguy, para desde allí disfrutar de las majestuosas montañas y acantilados que adornan toda nuestra costa.

Al fin tuve que regresar a la otra orilla, pero en La Aldea quedó parte de mi alma y de mi corazón, para nunca más tener que soñar con el fin de disfrutar de aquellos días en que el mar, el sol, las montañas y yo volábamos como gaviotas sobre la costa aldeana.

La Playa de La Aldea es un paraíso al que dedico estos haikus que rememoran algunos  algunos momentos que pasé allí.



HAIKUS



En mi embeleso,

entre plácidas barcas,

el muelle duerme.

*

Tras las montañas

 el espléndido sol

me alegra el alma.

*

Besan la tarde

montañas, mar y sol

en armonía.


*

Muelle de La Aldea de San Nicolás.
Gran Canaria


2 comentarios:

Soñadora dijo...

Juan Antonio, cuanto cariño en tus palabras, debes haber disfrutado muchísimo de esa visita y estoy segura que una partecita de la Aldea ya habita en tí.

Un abrazo,

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Juan:

Volver siempre se vuelve al terruño querido, aquel donde nacimos y del que estando lejos... Nunca jamás nos fuimos.

Gracias por visitarme, por tu amistad y por tu cariño.

Te deseo salud y bienestar,

Un abrazo.