
El transporte desde La Aldea hasta la capital era difícil, pues habían pocos "coches de hora" y éstos tardaban cuatro horas en llegar a la ciudad.
Unos coches de particulares hacían transporte de pasajeros. A éstos se les llamaban piratas porque circulaban sin permiso. Los dueños de la empresa A.I.C.A.S.A., Autobuses Interurbanos Canarios, de la Compañía Melián, los denunciaba a la Guardia Civil, por lo que éstos los perseguían.
Los primeros que empezaron a hacer el servicio de transporte fueron los piratas de Paco Matoña y de Juanito Afonso.
Una vez, Paco Matoña, para evitar a la fuerza pública, subió por los Altos de Guía, pues los agentes siempre se apostaban en la carretera general, con tan mala fortuna que la Guardia Civil los estaba esperando allí. Y fueron multados.
Los piratas y los camiones se avisaban picando las luces, si estaba la fuerza pública en la carretera.
Los pasajeros estaban prevenidos que si los paraba la Guardia Civil, les dijeran que iban invitados, sin pagar, o cualquier otra mentira para salir del paso.
Una vez viajábamos en el pirata de Juanito Afonso y como las maletas estaban colocadas en un maletero exterior trasero, se cayó la de mi madre y no la pudimos recuperar. A prisa y corriendo tuvimos que comprar lo imprescindible para poder seguir con lo que que nos había llevado a la ciiudad.
Era una delicia poder viajar en los piratas, íbamos seis o siete pasajeros, todos conocidos, por lo que se nos pasaban las poco más de dos horas de camino en amigable charla.